Igual que tengo amigos muy fanáticos del cine, con los que me gusta ver cine; amigos amantes de los viajes, con los que me gusta viajar y hablar de viajes; amigos muy entendidos de arte, de los que me gusta aprender y descubrir a través de ellos; tengo amigos buceadores de los que, hasta hace bien poco, no había tenido el placer de compartir pasión.
Había hecho snorkel varias veces y en lugares tan coloridos como México o Filipinas, pero jamás había bajado ahí abajo. Por compararlo artísticamente diré que hacer snorkel es como ver obras de arte desde el escaparate de una bonita galería de arte, pero bucear es entrar y descubrir los mejores rincones del museo más grande del mundo: el fondo marino.
El snorkel, igual que esa supuesta galería de arte, te permite quedarte ahí el rato que quieras. Se hará oscuro, quizá lloverá, pero si vas preparado podrás alargar tu experiencia.
Cuando compras tu entrada al maravilloso museo del buceo sabes que dispones de un tiempo limitado. Mientras más relajado estés mientras paseas por sus galerías, más rato podrás disfrutar de ellas.
Una vez ahí abajo, las similitudes con un museo continúan. En un gran museo verás gente centrada en el arte moderno y otra en clásicos antiguos, gente que se decanta por la escultura mientras otra la ignora, o gente que se queda maravillada frente a cuadros enormes mientras algunos se aproximan a poca distancia de pequeños cuadros para ver con detalle el punteado del pintor.
Bajo del mar es exactamente igual. Mientras unos se quedan prendados de la belleza de un gran coral, otros pasan de largo para fijarse en un pequeño y colorido nudibranquio escondido en un roca. A la vez, y a escasos metros, alguien decide que ese simpático pulpo que está intentando como loco combinar su color con el de la roca para no ser visto, no es lo suficientemente interesante y se para frente a un pez escorpión que ya casi ha conseguido fusionarse con su roca.
Este museo tienen unas normas que se deben cumplir sin excepción. Por el bien de las obras de arte que ahí viven y por tu propio bien.
No estás jugando en casa, eres un simple invitado que va a bajar a echar un vistazo y luego se va a ir. Mira, disfruta e intenta alterar lo que ves lo mínimo posible o nada. Ni el coral es un césped que si rompes crece en 3 días, ni porque el clown fish fuese el protagonista de “Buscando a Nemo” se merece que te dediques a molestarle en su anémona. Cuanto más respetes lo que ves, más tiempo seguirá siendo lo que es.
Aparte, igual que si en un museo te apoyas y rompes una obra de arte te va a tocar pagar una multa en proporción, bajo del mar posiblemente lo pagues con algún corte, arañazo, picadura o golpe.
Ahí abajo hay mucha paz. Hay silencio. Hay colores increíbles combinados de formas en increíbles en seres vivos aun más increíbles.
El mundo marino continúa una vez sales de su museo, como una campo artístico más. Si al salir de un concierto comentas con tus amigos cuál ha sido tu canción favorita o cómo te ha gustado el show, al volver a tierra firme surgen mil y una conversas sobre la inmersión. “¿Viste aquella tortuga gigante?”, “¡Fue asombroso ese banco enorme de más de 1000 Jackfish perseguidos por aquel gran atún!” o “Menuda corriente más fuerte nos pilló justo al final, antes de ver aquella raya de puntos azules”.
Yo descubrí ese gran museo hace relativamente poco y ya no puedo ver el mundo de la misma forma. Antes cuando pensaba en viajar veía en mi cabeza el planeta entero y me imaginaba aterrizando en algún país y recorriendo todas sus esquinas por tierra. Ahora, de repente, el mundo es mucho más que eso. Es por encima y por de bajo del nivel del mar. Igual que en India está el Taj Mahal y en China la gran Muralla, ahora en mi mapa mental he descubierto que hay infinitos lugares más por descubrir.
Todas las fotos de este artículo están tomadas por Claudia del blog SoloIda.com , con la que he tenido el placer de realizar el 99% de mis inmersiones.
El buceo me ha enamorado.
A mi me da un poco de yuyu el tema del buceo porque como soy un poco impresionable, seguro que vería un pececillo de esos preciosos, me entraría la emoción, no podría contenerla y a ver si no voy a respirar bien y me voy a ahogar! jajajaja Ahora en serio, las fotos de Claudia, tu relato, vuestro viaje, me tiene ENAMORÁ. ¡Llevadmeeeeeee con vosotros!
jajajaja VENTEE!! A mi también me daba yuyu! Soy muy aprenviso y pensaba que a la que bajase 4 metros me explotaría la cabeza. Y luego vi que es taaaaan fácil y taaaan bonito! Aníamate!!
Ya sé que tú usas una sj4000 pero, ¿qué cámara usa Claudia?
La Canon G15 y mucho arte (L)
La verdad que este planeta es interesante a cada centímetro, lastimosamente esto es una carrera contra el tiempo y la contaminación, desearía poder saber la forma para poder acabar con esto ultimo. Con respecto a tu publicación me pareció 100% maravillosa. Saludos desde Argentina
Gracias por tus palabras Nahuel! Ojalá pudisemos parar los desastres de los humanos… 🙁 Por suerte ahí abajo aun está muy bien conservado y gracias al buceo se conciencia a mucha gente para mantener los fondos marinos en buen estado.
Ohhh, me ha encantado! Yo buceo hace tiempo en apnea y por fin estas navidades las voy a celebrar en condiciones: me voy a bucear de verdad! Para poder estar ahí abajo un ratito más largo. A Tailandia a ver si puedo hacerlo con tortugasss, me hace muca ilusión.
Y creó que este verano dedicaré un mes al sureste asiático para dar rienda suelta a inmersiones sorprendentes, incluidas las nocturnas.
Igual nos vemos ;-P
¡Apnea! No sabes las ganas que tengo de aprender 🙂 Aquí en Ko Tao hacen un curso pero por falta de tiempo no podré hacerlo… Si quieres bucear con tortugas te recomiendo Filipinas antes que Tailandia!